' Absorto - Tren

Tren

El día estaba increíble. Viajaba en un tren de amplias ventanas por parajes suburbanos, cielo azul profundo, algunas nubes. Caminaba por el pasillo buscando dónde sentarme. Muchos pasajeros eran colegiales de uniformes oscuros, entusiastas y felices.

Su piel era clara, cabellera oscura, ojos café. Delgada y joven, vestía jeans. Nos miramos y sonreimos. Hablamos con mucho gusto de algunas cosas hasta que llegamos a su parada. Nos despedimos y se alejó. ¿Por qué no le pedí su número?

Regresó y me lo dió escrito en un papel.

El destino original de mi viaje me pareció entonces sin objeto. Otra decisión, otro destino. Ascendió a la máxima prioridad: me bajé con ella.

Nos llevábamos extraordinariamente bien. Me sentía desnudo ante su mirada, y totalmente desinhibido por cómo me miraba. Le gustaba, me aceptaba. Nos tendimos por ahí platicando, acaricié su cintura.

Era un bienestar tan intenso, los problemas de mi existencia parecían pequeños, teniéndola. Nos abrazabamos con cualquier pretexto. La estaba enamorando, quería besarla pero esperé mi momento.

Sus labios eran rojos y abundantes, fue un beso breve y húmedo, tibio. No necesitaba sonreir para conferirme su alegría, ni yo besarla más para paliar mi deseo (¡la deseaba tanto!). El universo hizo una pausa breve.

No estoy lista, había reprochado, pero sí estaba. "No va a pasar nada", fue su admonición al atravesar el umbral de mi puerta.

La última hora había oscurecido gradualmente. Respiraba pausadamente, desnuda junto a mi. Su cabellera oscura se esparcía sobre el arco de su espalda, hablaba con los ojos cerrados.

Dime algo alentador, demandó.

- El futuro está cargado de promesa.

Dime algo que sea verdad.

- Estamos posados sobre el centro mismo de la tierra.

Dime una mentira.

- Te quiero.

Volutas de humo perfumado se dispersaban, flotando por la habitación.

2010-10-27

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