' Absorto - Om

Om

Es temprano, la actividad no es aún laboriosa como será al medio día, cuando la mente haya penetrado más profundamente en los problemas y les encuentre más aristas y perspectivas. El mundo parece menos perfectible a estas horas, quizá por que la luz abundante y compacta mitiga los contrastes o por que no ha habido tiempo de que se acumulen los sucesos.

Del otro lado del pasillo llega de pronto la voz de Alejandra, del Órgano Interno de Control. Canta una sóla nota, una sílaba clara, prolongada, se eleva sobre los cubículos. Es, por supuesto, extraordinario. Me quedo en mi escritorio, no trato de entender, espero a que algo suceda, a que la explicación llegue sola. Se suman otras voces, se ensamblan una a una en una textura cada vez más sonora. Toda la oficina se llena de voz humana, hacen relevos, el canto persiste aún cuando los cantantes hacen pausas para respirar. A cada momento más oficinistas se suman al coro, le dan vigor. Se unen en un sonido denso, vacío de significados, salmodiante. Es hermoso.

Entonces lo siento también en mi garganta, elevo mi voz que se integra en ese acorde. La escucho distenderse en los armónicos de otras voces con las que resuena. Dejo de sonreir, canto con más energía, respiro con aplicación, participo como en un trance. La atmósfera es un racimo de vibraciones que se extienden, viajeras, por doquier.

Percibo el orden universal, ocupo el lugar que me corresponde en este Cosmos: la luz, el sonido, la espontaneidad, la belleza, el amor. Es todo tan simple.

2010-07-15

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