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Cómo uso la computadora

No me gusta usar el mouse. Tengo un tremendo cayo de mouse en la base de la palma derecha. Los tendones de mi meñique y anular derecho duelen cuando tengo que usarlo. Llevo años arrastrándolo por mi escritorio prácticamente todos los días.

No lo uso más que cuando la tarea lo requiere, como en el caso de hacer un dibujo o de editar regiones con la grabadora multicanal.

Para todo lo demás uso el teclado: lanzar programas, organizar mis archivos y mis directorios, navegar la internet, programar. Todo.

Tengo el superpoder de la escritura a máquina. Escribo como 180 palabras por minuto.

Prefiero los programas que pueden controlarse con el puro teclado. Son el tipo de programas que suelen tener pocas metáforas. Ambientes como gnome, KDE, y xfce facilitan el aprendizaje y uso de la computadora a través de metáforas. Un directorio es "una carpeta", hay "escritorios virtuales", cada aplicación corre dentro de "su ventana". Los archivos son representados con íconos. Como interfaces de principiante tienen sus ventajas. Una de sus consideraciones de diseño es brindar la capacidad de llevar a cabo muchas acciones apuntando con el ratón y apretando un sólo botón: nada de entrenamiento, nomás hay que poner atención.

Mas: ¿qué pasó? Conozco bien la forma en que funciona mi computadora. Soy capaz de programarla y cambiar su funcionamiento. La interfaz de principiante no me ayuda nada, al contrario: es un serio límite a mi productividad. ¿Metáforas? ¡Mostradme la cosa misma!

Y no es ergonómica. ¿para qué quiero "hacer click" -uno a la vez- sobre botones virtuales en mi pantalla si aquí tengo más de cien botones genuinos?

Encuentro más conveniente una interfaz a base de comandos escritos que son fáciles de memorizar y escribir.

Como la de Emacs.

Emacs es un programa apto para ser el ambiente de trabajo de programadores de sistemas operativos, de diseñadores de lenguajes de programación, autores de libros, científicos, ingenieros, hackers de todo tipo.

Si no es trabajo multimedioso el uso de la computadora suele ser, en última instancia, leer y escribir. Emacs lleva unas décadas de evolución y coadaptación con lectores-escritores tan avanzados como Richard Stallman o Guy Steele.

Usar Emacs me permite aprender del estilo de trabajo de los Maestros. Ahí donde no les entiendo, adapto Emacs a mi propio estilo.

Emacs tiene incorporadas secuencias de teclas para funciones como ir al principio de la linea, ir al final, cortar un tramo de texto, autocompletar comandos y palabras, autocompletar rutas en el sistema de archivos y más; todo sin desplazar los dedos del home-row. Parece extraño después de años de tecladotes de 101 teclas, con su conjunto de flechas, pg-up, insert, delete. Tuve que aprenderlo. Ahora que lo domino entiendo por qué funciona así. Tiene todo una consistencia conceptual bien sabrocita, es todo él acerca de economía de movimientos.

Me iluminé cuando ajusté mis expectativas y mi conciencia a la noción de leer y escribir: cuando asimilé la tremenda conveniencia del texto plano como interfaz universal.

Entre más tareas puedo hacer desde emacs, más felicidad. Los programas que de por sí tienen líneas de comando son realmente convenientes dentro de un buffer de Emacs. Python, Lisp, bases de datos relacionales a las que se les puede hablar en SQL, el sistema R que por ahora aprendo...la mismísima línea de comandos del sistema: todo se integra tersamente.

Además de ser mi principal herramienta de trabajo, dentro de Emacs uso Bongo para poner música y gestionar mi colección. Justo ahora blogueo desde Muse. A veces chateo con ERC. Aveces navego la web con w3m (lo haría más, pero pichi ajax-web-dos-etc.). Leo documentación con el sistema Info. ¡Y más! ¡Mucho más! ¡Jay Emacsdeva!

Si no puedo hacerlo en Emacs, prefiero programas que usen readline. El módulo readline provee la funcionalidad de captar input desde el teclado. Está inspirado en Emacs así que tiene las mismas secuencias de teclado y la misma filosofía acerca de la manipulación de textos. Los programas que usan readline me permiten reciclar esas habilidades. Un ejemplo bien glorioso es ratpoison. Ratpoison es un ambiente gráfico orientado al desuso del ratón. De paso también prescinde de la metáfora de escritorios y ventanas. No hay escritorio y no hay ventanas. Hay un monitor y hay programas cuya salida quiero ver. Con ratpoison puedo organizar mis programas en el monitor. Cambiar de programa o de vista es rapidísimo desde el teclado. Casi todo está mapeado a teclas especiales, pero también puedo darle comandos textuales en un prompt. El prompt usa readline así que hay historia, autocompleción y todo lo demás: puedo usar mis instintos libremente. ¿Navegar menús? ¡ja!

Pues este soy yo con mi computadora. *felicidad*

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